experiencia ocurre
frecuentemente como si
fuera producida por un
poder invisible y
superior que actúa en la
persona desde afuera (...)
Este delicioso y singular
estado (...) no da señal
de aviso. Es tan
inesperado como un
fantasma, una obsesión
intermitente de la que
debemos obtener, si
somos inteligentes, la
certeza de una mejor
existencia. Esta agudeza
del pensamiento, este
entusiasmo de los
sentidos y del espíritu,
deben haberle parecido
al hombre, a través
de los tiempos, una gran
bendición.”
Charles Baudelaire –
Los Paraísos Artificiales
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