Un viento violento, travieso, amargo y dulzón,
arrastra un papel hasta los pies de un campesino indígena.
En el papelito se lee:
Es necesaria una cierta dosis de ternura
para comenzar a andar con tanto en contra,
...para despertar con tanta noche encima.
Es necesaria una cierta dosis de ternura
para adivinar, en esta oscuridad, un pedacito de luz,
para hacer el deber y la vergüenza una orden.
Es necesaria una cierta dosis de ternura
para quitar de enmedio a tanto hijo de puta
que anda por ahí.
Pero a veces no basta
con una cierta dosis de ternura
y es necesario agregar...
una cierta dosis de plomo.
Ya vengo!