domingo, 6 de marzo de 2011

♔ la belle indifférence

El lenguaje, 3
En la época victoriana, no se podían mencionar los pantalones en 
presencia de una  señorita. Hoy por  hoy,  no  queda  bien decir  ciertas 
cosas en presencia de la opinión pública: 
el capitalismo luce el nombre artístico de economía de mercado; 
el imperialismo se llama globalización; 
las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo, que es 
como llamar niños a los enanos; 
el oportunismo se llama pragmatismo; 
la traición se llama realismo
Patas Arriba. La escuela del mundo al revés los  pobres  se  llaman  carentes,  o  carenciados,  o  personas  de  escasos 
recursos; 
la expulsión de los niños pobres por el sistema educativo se conoce 
bajo el nombre de deserción escolar; 
el  derecho  del  patrón  a  despedir  al  obrero  sin  indemnización  ni explicación se llama flexibilización del mercado laboral; 
el lenguaje  oficial  reconoce los derechos de las mujeres, entre los 
derechos de las minorías, como si la mitad masculina de la humanidad fuera la mayoría;
en lugar de dictadura militar, se dice proceso; 
las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y 
psicológicas; 
cuando los ladrones  son  de  buena  familia,  no  son ladrones,  sino 
cleptómanos; 
el saqueo de los fondos públicos por los políticos corruptos responde 
al nombre de enriquecimiento ilícito; 
se llaman accidentes los crímenes que cometen los automóviles; 
para decir ciegos, se dice no videntes; 
un negro es un hombre de color; 
donde dice larga y penosa enfermedad, debe leerse cáncer o sida; 
repentina dolencia significa infarto; 
nunca se dice muerto, sino desaparición física; 
tampoco  son  muertos  los  seres  humanos  aniquilados  en  las 
operaciones militares: 
los  muertos  en  batalla  son  bajas,  y  los  civiles  que  se  la  ligan  sin 
comerla ni beberla, son daños colaterales; 
en 1995, cuando las explosiones nucleares de Francia en el Pacífico 
sur, el embajador francés en Nueva Zelanda declaró: 
«No me gusta esa palabra bomba. No son bombas. Son artefactos que explotan»;
se  llaman  Convivir  algunas  de  las  bandas  que  asesinan  gente  en Colombia, a la sombra de la protección militar; 
Dignidad era el nombre de unos de los campos de concentración de la chilena y Libertad la mayor cárcel de la dictadura uruguaya; 
se llama Paz y Justicia el grupo paramilitar que, en 1997, acribilló por la espalda a cuarenta y cinco campesinos, casi todos mujeres y niños, mientras rezaban en una iglesia del pueblo de Acteal, en Chiapas.
Eduardo Galeano.